martes, 11 de agosto de 2009

… Te busqué y te acepté para que no te vallas, para que me ames, para que me valores, para… para que no me olvides, nunca. Te busqué, me buscaste también. Nos buscamos y al tiempo… nos encontramos. Nos amamos, ¿Qué más lindo que eso?. Yo aprendí (entre tantas cosas) a vivir de a dos, a compartir, a arriesgar, a ceder, a cambiar, a dejar de lado un poco el orgullo, a no ser tan caprichosa, a madurar un poco… un poco nomás, a saber que no existo yo sola en el mundo, a darme cuenta de cómo son las cosas, aprendí a amarte, a valorarte, a besarte, a mirarte, a siempre decir lo que se debe decir, a controlar mis impulsos, a decir gracias, por favor, a pedir perdon, y a bajar mi locura de un 100 a un 90 %. Aprendí de vos y con vos. Vos prendiste de mi supongo… aprendiste que en el mundo… hay una loca petisita de metro y medio, con pelo castaño claro y ojos marrones que te ama y quiero hacerlo para toda la vida. Supongo también que aprendiste a entender que sin vos no puedo y que tengo un pulmón que es mío… y el otro que es tuyo, me ayudas a respirar, me ayudas a vivir… a ser feliz, a buscar, a encontrar, a entender, a explicar, a necesitar, desear, extrañar y ayudar. Aprendiste a que tenes a alguien que depende de vos, que vive porque vos vivís. Que te lleva siempre presente en sus pensamientos, que no te deja solo, que quiere ayudarte… que quiere acompañarte en todo. Aprendiste que hay alguien que sueña con vos todos los días, que hay alguien que se te parece… que existe tu complemento o tal vez… tu polo opuesto… que está acá, en mi... dispuesta a hacerte feliz

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